“ContraOda a Smithfield”- Instalación porcina (2009)

Acompañada de un poema titulado “ContraOda a Smithfield”, la instalación porcina consta de tres piezas: una cabeza, un pernil y un costillaje, las dos últimas los cortes más cotizados de un cerdo. A modo de sátira se intenta representar cómo el mercado, dirigido por las multinacionales, se encarga de crear no sólo la enfermedad sino la cura.  Se señala directamente a la compañía norteamericana Smithfield como la multinacional responsable del virus AH1N1, mejor conocido como la “fiebre porcina”  por su descubrimiento inicial en las hacinadas fincas de cerdos que ya habían sido reportadas por las comunidades pobres aledañas ubicadas en Perote, México. De igual forma se señalan a las farmacéuticas Roche, Glaxo SmithKline  y Gilead, creadoras de la vacuna en contra de este virus y sus vínculos con el Gobierno de los Estados Unidos para su enriquecimiento.

Las piezas de gran escala, el costillaje y pernil de aproximadamente 10’-00” x 2’-00” y la gran cabeza que lee Smithfield se construyeron enteramente en caña y papel maché. Tomó varios meses de construcción y muchas capas de maché.  Aunque las estructuras que se crearon semejaban estos cortes de carne ya por su forma, fue realmente la pintura en acrílico de rojos sangrientos y amarillos grasosos lo que se encargó de tridimencionalizar las piezas.  


ContraOda a Smithfield

Smithfield

Transnacional agropecuaria del

sistema alimentario mortífero.

Fundadora de ciudades de cerdos hacinados.

Tenaz contaminadora de agua, suelo y aire…

Tu hedor virulento

(de excremento)

emana en nubes de moscas que al cruzar fronteras en señales de humo

AH1N1

son bautizadas con nombre aséptico para no enfadar a tus bestias.

Los pinche puercos no son los cerdos

que engordas con gallinaza, heces y estiércol.

En solidaridad con tus accionistas,

los ministerios públicos advierten de

la impotencia de los pobres

al meterse con empresas que manejan dólares.

Demandas por difamación al pueblo que enfermas

a la vez que publicas responsabilidad corporativa

en un lavado de cara con tocineta y ojos claros.

Lavas tus manos.

Como cerdos, engordas los bolsillos Roche, Gilead y GlaxoSmithKline.

Y mientras millones lavamos nuestras manos con antisépticos voraces

en filas kilométricas de frascos contagiados,

lavas tus manos.

Smithfield,

a ti dedico esta contraoda.

Para ti, por tu fiebre engendrada

en tus campos de concentración porcinos.